El juego comenzó muy equilibrado y entretenido, hasta que al minuto 19, Luis García es derribado en el área y es marcado un penalti a favor de Puebla. El propio español se encargó de tomar el esférico desde los once pasos para intentar conseguir la primera anotación camotera, pero un mal cobro por parte de éste y una excelente atajada de Luis Michel (quien, por cierto, lleva dos penales desviados en dos partidos), impidieron al cuadro local irse con la ventaja.
Puebla no bajaría los brazos, aunque el ibérico se veía desconcentrado en la cancha, producto de su error. Afortunadamente, un excelente centro de Gonzalo Pineda al 44 permitió al español reencontrarse con la alegría de un gol llevándose a Luis Michel y dos defensas, reivindicando su falla.
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El Puebla se fue al descanso con ventaja de 1-0 sobre unas Chivas que parecía que se les venía la noche.
El segundo tiempo el conjunto de Guadalajara saltó a la cancha más motivado, generando situaciones de peligro por banda izquierda, problemas que Lacerda y Juárez (quién hay que decirlo, ha mejorado muchísimo su juego a pesar de su expulsión) rechazaron sin mayor complicación. El problema llegó cuando el Cubo Torres se tiró un clavado excelente que el árbitro no dudó en comprar para marcar así otro penal. Héctor Reynoso sería el encargado de chutar el tiro de pena máxima, concretándolo con un buen tiro hacia la izquierda que el Mostro Álvarez casi logra parar. Los cartones se habían igualado.
La gente de la zaga poblana estaba desconcertada y enojada con el cuerpo arbitral, del que se puede hacer una gran lista de sus errores producto de su mal manejo del partido. Entre ellos el siguiente, en una jugada donde Arellano estaba desbordando magistralmente la banda, Juárez llegó con el cuerpo a tratar de frenarlo, en una lucha hombro contra hombro. Por supuesto, el jugador de Jalisco se tiró al piso una vez más y el silbante le sacó la segunda amarilla a Juárez, quien estaba dando un gran juego y no tuvo mas remedio que bajar con una cara llena de tristeza a los vestidores.
Todavía había bastante tiempo en el reloj, pero Osorio no dudó en componer el hueco de la defensa que había dejado Roberto Juárez, por lo que ingresó a Cervantes, quien no había jugado desde hace meses debido a una lesión. Desafortunadamente, en un tiro de esquina el Chatón Enríquez le pega de volea al esférico y el propio Cervantes desvía el balón, impidiendo al Mostro llegar a tiempo y cometiendo un terrible autogol.
Lo que había empezado como una fiesta, acababa como tragedia. El Puebla se descompuso y poco pudo generar arriba, a pesar de la inclusión de Rodrigo Salinas y Damarcus Beasley al ataque.
La desesperación, rabia e impotencia arribaron a la cancha cuando el Cubo Torres fingió un calambre para consumir minutos. Se armó una pelea entre los jugadores de ambas escuadras, donde el Mostro cargó por unos instantes a Torres de una manera bastante brusca pero necesaria, demostrando Álvarez su inconformidad.
El partido finalizó con un 1-2 de “suerte”, llámenlo Cruyff, llámenlo “grandeza”, yo lo llamo “resultado injusto”.
No me enoja que el Puebla pierda, me enoja la forma en la que siempre pierde, y me molesta mas aún el hecho de que un árbitro arruine un buen partido de futbol independientemente del resultado.
Me provoca una tristeza especial ver un estadio Cuauhtemoc lleno de hinchas de las Chivas, en lugar de el “estadio pintado de blanco y azul” que siempre prometemos. Al equipo se le tiene que apoyar en las buenas y malas, necesitamos darles nuestra mano y confianza al igual que a Osorio, quien yo creo es un gran estratega pero mientras no tenga el apoyo de la directiva, ni de algunos jugadores, no logrará grandes resultados.
Bueno, vuelta a la página, se viene una muy difícil visita a Santos, donde debemos demostrar que ¡Somos mucho más que 11!
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